Suecia
es uno de los países más sensibilizados en los riesgos de la contaminación
electromagnética. Las empresas suecas toman muy en serio los estudios
realizados en la pasada década en los que se relacionan aumentos de
anormalidades fetales, abortos y nacimientos de niños con malformaciones en
mujeres que trabajan habitualmente con pantallas de ordenador, por lo que les
cambian el lugar de trabajo los tres primeros meses de gestación, cuándo el
feto es más sensible a las radiaciones.
Otra
prueba de la concienciación ciudadana en los problemas que puede generar el
exceso de radiaciones en la salud humana es la Asociación de Alérgicos a la
Electricidad creada en Suecia. Una de las afectadas, Marianne Persson, contó
que, a raíz de su trabajo diario con un ordenador, comenzó a sentir fuertes
picores en las manos y poco a poco su cuerpo se vio invadido de manchitas
rojas, a los que se unieron dolores, mareos y pérdida de concentración. Comenta
que sentía como si su cuerpo se estuviera cociendo. La única solución a este
mal es alejarse de la electricidad, por lo que Marianne tiene que vivir en una
roulotte cerca de su ciudad, en la que sólo se ilumina con lámparas de gas y
velas.
No
es extraño, por lo tanto, que sea en Suecia, y avalado por el Instituto
Karolinska, institución de gran prestigio internacional, donde se realice una
investigación exhaustiva sobre "Los Campos Magnéticos y el Cáncer en
personas que viven cerca de las Líneas de Alta Tensión Suecas". Dirigido
por María Fleychiting y Anders Ahlbom, se realizó sobre 436.503 personas que
habían vivido a menos de trescientos metros de una línea de alta tensión entre
1960 y 1985.
La
hipótesis sobre la que trabajaron es si la exposición a los campos magnéticos
del tipo generado por el alto voltaje incrementa la incidencia del cáncer en
las personas expuestas. El estudio estaba diseñado como estudio de control de
casos. Se hablan elegido todos los casos de cáncer diagnosticados en esos
veinticinco años en niños, mientras que en adultos el estudio se limitó a los
casos de leucemia y de tumores cerebrales. Los casos de cáncer fueron
identificados mediante la conexión de protocolos a los archivos del Registro
del Cáncer, dirigido por la Oficina Nacional de Salud y Bienestar,
posteriormente se examinaron los informes médicos de la clínica donde se trató
el cáncer de los niños, a fin de verificar el diagnóstico.
Los
controles se hicieron al azar a los individuos de la base del estudio. Para
cada caso los controles eran seleccionados entre los que estaban dentro del
mismo grupo de edad para los niños, y en el caso de los adultos, un grupo de
cinco edades para adultos del mismo sexo, que vivían en la misma comunidad y
cerca de la misma línea de Alta Tensión.
Llama
la atención en el informe la colaboración que han recibido los investigadores
tanto del Estado sueco, como de las compañías eléctricas que desde 1.987 habían
instalado 1.500 km. de líneas eléctricas de 220 y 400 kw. Estas compañías
pasaron largas distancias en áreas con poca población, particularmente en la
parte norte del país, siendo una de las ciudades más afectadas la misma
Estocolmo. Se facilitó a los responsables del estudio mapas de las áreas donde
se localizaron las líneas respectivas y los lugares de riesgo a investigar, que
fueron identificados por la Junta Central de Datos de Bienes Inmuebles -con una
base de datos computerizada, que coordina todos los inmuebles de Suecia- así
como informaciones específicas sobre la línea y las torres. También fueron
técnicos de las compañías, quienes llevaron a cabo las mediciones, quienes no
conocían si la casa que estaban midiendo eran objeto del estudio o eran casos
-controles, por lo que se puede esperar objetividad en los resultados.
Para
el propósito de los análisis de este informe, se calculó un valor promedio de
las mediciones de baja tensión realizadas en todas las habitaciones, también se
calculó el campo magnético generado por la línea. Estos cálculos se realizaron
con un programa de ordenador desarrollado por el Consejo de Estado, que tenía
en cuenta la altura de las torres, la distancia entre ellas, la distancia entre
las fases, clase de fases y la carga sobre la línea. También se tuvo en cuenta
la ubicación de la casa en el espacio entre las torres y la altura de la
vivienda en relación a la altura de la línea. Este programa de ordenador, junto
con el medidor especialmente diseñado, no dejaba acceder a los datos que estaba
grabando más que después de la devolución del disquette a los coordinadores del
estudio.
Durante
la visita a la casa, se llamó por teléfono a la estación responsable del
funcionamiento de la línea y se obtuvo información sobre la carga en la línea y
la dirección de la corriente durante el periodo de las mediciones. El dosímetro
utilizado era el Positron, que se calibraba regularmente, estos dosímetros se
programaron para grabar el campo magnético cada cinco segundos. Se dejaron con
la familia durante la visita cuando se realizaron las mediciones y se
recogieron 24 h. después, junto con un cuestionario sencillo en el que se
preguntaba sobre el tiempo de salida y entrada a la casa, el tiempo pasado en
el jardín, en el colegio y en el trabajo.
La
mayor dificultad de este estudio era dar valores a los campos históricos que se
calcularon, ya que se tenía que retroceder hipotéticamente en el tiempo hasta
los inicios del estudio, en 1.960, y calcular la exposición que tuvieron
quienes vivían cerca de las Líneas de Alta Tensión. A este dato se le dio mucha
importancia ya que eran la principal fuente para clasificar los sujetos del
estudio en diferentes niveles de exposición a los campos magnéticos. Estos
campos históricos se calcularon mediante el programa de ordenador creado,
introduciendo los datos para calcular el campo magnético actual, y añadiendo la
información conseguida en los archivos conservados por la gerencia de las
distintas estaciones responsables de las Líneas.
Como
se ha explicado someramente, el estudio se realizó de manera exhaustiva,
teniendo en cuenta, al mismo tiempo, factores como la contaminación atmosférica
o el nivel socioeconómico de las personas, sin que ello modificara los
resultados. Unos resultados que marcan una nueva etapa en la comprensión de
cómo nos afectan radiaciones que hasta el momento parecían inocuas.
Según
el Informe Karolinska, los niños que vivan en casas expuestas a dosis de
radiaciones electromagnéticas de 0,3 microteslas (300 nanoteslas), tienen
cuatro veces más riesgo de contraer leucemia, a 0,2 microteslas (200
nanoteslas) el riesgo es tres veces superior a lo normal. En el caso de los
adultos, para campos magnéticos de 200 nanoteslas el riesgo de contraer
leucemia micloide aguda (LMA) y leucemia mieloide crónica (LMC) es el 170% más
elevado de lo normal.
Finaliza
este importante estudio recomendando no vivir a menos de cien metros de una
torre o línea de alta tensión. Suecia será el único país hasta el momento que
elaborará leyes que regulen la exposición a los campos magnéticos. Esperamos
que estas leyes traspasen las fronteras de Suecia y los países de la Comunidad
Europea las adopten sin dilación, así evitaremos muchos sufrimientos
francamente innecesarios.
Científicos
dedicados por entero a la investigación de los campos magnéticos y sus efectos
en los seres humanos, como la doctora Jocelyne Leal, Jefa del Servicio de
Bioelectromagnetismo del hospital Ramón y Cajal de Madrid y presidenta de la
Sociedad Europea de Bioelectromagnetismo, tienen una labor tan meritoria como
carente de eco, por ello nos alegramos cuando leemos sus acertadas y
concluyentes opiniones -por ejemplo, en un diario de importante tirada
nacional, como lo hizo en el suplemento Blanco y Negro del diario ABC del día 7
de Marzo de 1993-, en el que explica que no hay que tirarse las manos a la
cabeza, sino que es suficiente con usarla de manera adecuada.
Si,
como recomienda el Instituto Nacional Sueco para las Radiaciones, “los nuevos
tendidos eléctricos se trazan y se disponen de manera que queden lo más lejos
posible de ciudades, pueblos y aldeas" libraremos a muchas personas del
riesgo de enfermedades que pueden llegar a ser tan graves como la leucemia,
como concluye, entre otros , el Informe Karolinska. Pero el problema en la
actualidad se centra en las líneas que ya están ubicadas, y que en muchos casos
cruzan indiscriminadamente guarderías, colegios en los que los niños pasan
muchas horas al día, viviendas, urbanizaciones y zonas de ciudades y pueblos en
las que intentamos vivir sin que tengamos que pagar ningún precio con nuestra
salud. Es cierto que hay un elevado coste material -dinero, simplemente- al desplazar
una, o dos o tres torres que crucen un lugar habitado, pero... ¿podemos en
conciencia anteponer ese coste al sufrimiento y la muerte que esas líneas
pueden causar en nuestros conciudadanos?. Es, sin, duda, un coste demasiado
elevado.
Texto
Dorita Usó
Traducción
del Informe Karolinska por Beate Knabe