Publicado en Nabarreria.com el 26 de abril de 2009
Marisa Ruiz Urzanqui (Burlada Habitable)
Aparecen nuevas tecnologías que nos deslumbran poniéndonos cada vez más fácil y cómoda la comunicación. Este es el caso del WI-FI que en breve invadirá, si no lo ha hecho ya, los colegios de nuestros hijos. Y es que, a simple vista, todo son ventajas: se pueden compartir archivos, imprimir documentos, compartir la conexión a Internet desde cualquier punto del colegio, sin ninguna atadura de cables y, encima, resulta mucho más barato que cablear los ordenadores.
Esta visión positiva es la que se vende y rápidamente la asumimos ya que da sensación de progreso y no plantea más interrogantes. Lamentablemente se trata de una visión incompleta que deja oculta la otra cara de la moneda. Es importante conocer que en la tecnología WI-FI la comunicación se realiza mediante ondas electromagnéticas que se emiten ininterrumpidamente. El propio Parlamento Europeo reconoce que estas tecnologías (WI-FI entre ellas) emiten campos electromagnéticos que pueden producir y producen efectos nocivos sobre la salud humana aún en los niveles más bajos de exposición.
La Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo identifica los campos electromagnéticos de más peligrosos dentro de los riesgos emergentes en el ámbito laboral.
Las compañías de seguros tienden a EXCLUIR la cobertura de los riesgos vinculados a estos campos electromagnéticos.
El informe BIOINITIATIVE, en el que colabora la Agencia Europea de Medio Ambiente, ofrece detallada información científica sobre los impactos en la salud cuando los ciudadanos están expuestos a radiaciones cientos y miles de veces por debajo de los límites establecidos. Subraya la necesidad de encontrar alternativas que no planteen los mismos riesgos para la salud; destaca que los estudios se han realizado a corto tiempo por lo que las consecuencias a largo plazo aún son desconocidas, menos en niños cuyos sistemas nerviosos continúan en desarrollo: Estas exposiciones pueden llevar a las células a producir proteínas de estrés y que el estrés oxidativo daña el ADN y es un mecanismo plausible para el cáncer. Recomienda que las alternativas por cable sean implantadas particularmente en escuelas y bibliotecas.
Por si esto fuera poco el Gobierno de Salzburgo, Austria, aconseja a las escuelas que no instalen el WI-FI; en Frankfurt ya se ha prohibido en todos los colegios, se ha retirado de la Biblioteca Nacional de Francia en París y de la Universidad de Lakehead en Ontano, Canadá; el Gobierno Federal Alemán desaconseja su uso.
Debemos ser conscientes de que tanta cobertura y tanta comunicación inalámbrica no son gratuitas. Se producen a cambio de estar exponiendo nuestros cuerpos a radiaciones electromagnéticas, muy similares a las producidas por las antenas de telefonía móvil. No se puede apostar por estas tecnologías basándonos en principios de economía y comodidad, desconociendo la contrapartida en salud que nuestros hijos pueden pagar por ellas. Vamos a apostar por un progreso que nos ofrezca las mayores garantías, asumiendo el menor riesgo posible: CABLEADO DE LOS ORDENADORES EN LOS CENTROS ESCOLARES, YA. NI UN MOMENTO MÁS DE INCERTIDUMBRE A CONSECUENCIA DEL WI-FI EN LA SALUD PRESENTE Y FUTURA DE NUESTROS HIJOS. ¿Qué director de qué departamento de educación o de qué colegio se va a responsabilizar, por escrito, de que no habrá nada que lamentar a consecuencia del WI-FI? Por favor, apliquemos el PRINCIPIO DE PRECAUCIÓN.
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