Durante el mes de mayo de 2006, me vi obligado a desplazarme de mi casa debido a los síntomas que padecíamos tanto yo como mi familia, causados por las microondas de un mástil de antenas de microondas de Internet (WiFi) y otros servicios inalámbricos.
La estructura llevaba colocada en nuestro edificio casi tres años y la compañía que lo explotaba incrementaba poco a poco la frecuencia de transmisión. En Mayo/06 comencé a tener problemas de salud: dolores de cabeza, vértigos, insomnio, náuseas, irritabilidad, amnesia o falta de memoria y déficit de atención o de capacidad de la concentración. No podía soportar el tener cerca de mi casa a ningún otro mástil emisor de microondas, bien fuese de telefonía celular, o antenas de WiFi. Tanto mi familia como yo, tuvimos que irnos de nuestra casa, pero descubrí que la ciudad estaba inundada por unos 4000 mástiles de antenas, esto hacía que difícilmente pudiésemos vivir dentro de la misma. Podía detectar desde lejos los campos electromagnéticos emitidos por estos bloques de antenas antes de incluso verlos. Muchas veces sentía como una quemazón detrás de la cabeza, (en el occipital). Tuvimos que mudarnos de apartamento hasta 5 veces en la ciudad porque la situación era igual allá donde fuésemos. No podía encontrar paz física o mental dondequiera que fuera dentro de la ciudad. No podía estudiar de nuevo, como médico esto es una tragedia. El estudio es mi vida y no podía recordar o concentrarme. Tuve que dejar mi puesto de trabajo en el hospital porque había varios mástiles de antenas de teléfonos celulares alrededor del mismo. Sentía inquietud cuando estaba en el servicio de urgencias porque la contaminación electromagnética era muy elevada allí. A pesar de que solicité ayuda a las autoridades sanitarias locales y al ministerio nacional de comunicaciones de Colombia, nadie me ayudó realmente.
Envié mis informes escritos con evidencia médica a nuestra secretaria de salud de la ciudad, pero no prestaron atención. Algunos meses más tarde, conocí al Dr. Guillermo Rea que trabaja en la clínica ambiental de la salud en Dallas, Tejas y le pedí ayuda porque era consciente de que padecía el “síndrome de las microondas” con alteraciones fisiológicas. En las universidades de Colombia, no forman a los médicos para tratar este problema y en los países de alrededor tampoco. Es más, siendo doctor en medicina, soy consciente del DOGMATISMO Y LA IGNORANCIA de la profesión médica. A pesar de esto, me puse en contacto con un neurólogo muy prestigioso que había estudiado en Gran Bretaña. Él incluso no sabía que el “síndrome de microondas” existía en medicina, e intentó reírse antes de que le mostrara mi paquete con unas 2000 publicaciones médicas de todas las especialidades escritas por doctores de todo el mundo. En Dallas pude conocer a gente de los cinco continentes con exactamente mi misma historia: habían estado expuestos a la radiación de microondas de un mástil que estaba a uno, dos, tres o cuatro bloques más lejos. No consideraba la posibilidad de sobrevivir en la medida que mis funciones neurológicas estuvieron afectadas profundamente. Hubo un tiempo en que consideré que mi mejor opción era el suicidio.
El Dr. Rea me diagnosticó una encefalopatía tóxica, disregulación inmune y disautonomía. Todos estos diagnósticos son una consecuencia directa de la irradiación de microondas. Permanecía en la habitación de la clínica durante media hora con un tratamiento para recuperar mi salud. Sabía lo seria que era mi situación. Básicamente toda mi vida, mi profesión y mi integridad neurológica estaban en juego. El Dr. Rea me enseñó mucho y le estaré eternamente agradecido, aunque él pretendía que estuviese unos dos o tres meses, mi situación económica no lo permitía. El primer día tuve que gastar casi todo mi dinero en exámenes de laboratorio. Los pronósticos médicos en la clínica tuvieron toda la gama de posibilidades desde sin solución, recuperación parcial, síntomas funcionales, a la curación total. Volví a Colombia en busca de un lugar libre de microondas y estuve en diez ciudades entre Colombia y los estados de alrededor del país. La nación está contaminada totalmente por la radiación electromagnética y, Colombia está peor que cualquier ciudad de los Estados Unidos o de Europa.
Finalmente decidí buscar un lugar en las montañas de los Andes, era un sitio hermoso, una vieja casa sin electricidad en un bosque con aire puro, (interesados escribir por favor a karlkropotkin@yahoo.com ). Aunque podría detectar los campos electromagnéticos que venían probablemente de unidades de radar, había una reducción grande en los síntomas lo que permitió que comenzara a recuperarme. Permanecí allí 5 meses pero tuve que volver a la ciudad, porque comenzaba a sentir las microondas de los aviones que cruzaban el cielo. Desafortunadamente, había una ruta internacional de navegación aérea y sintiéndolo mucho tuve que irme de nuevo a la ciudad.
Fue el Dr. George Carlo, jefe de un estudio epidemiológico del CTIA de los Estados Unidos, quien denunció públicamente la evidencia de que había referencias sobre los daños genéticos, linfomas, la ruptura de la barrera hemato-encefálica, etc. Los criterios usados en medicina y en epidemiología para establecer específicamente una relación causal entre un químico, agente bacteriano o físico y la enfermedad, fueron satisfechos en menos de diez años, estos criterios, conocidos como los postulados de Koch-Henle, han probado que las microondas de la telefonía móvil afectan a la salud humana de forma catastrófica, pero ningún gobierno a nivel mundial lo ha tenido en cuenta. Solamente con la voluntad de los pleitos los cambios llegarán a ser eficaces. Mi caso, como el caso de otros doctores médicos que son o han sido electro-sensibles, no es más que otra versión moderna de la infamia.
Entre éstos está el caso de la directora anterior del WHO (OMS), y del primer ministro noruego. La exdirectora Gro Harlem Brundtland prohibía a los periodistas usar los teléfonos móviles en su oficina debido a su EHS (electro-hipersensibilidad). Las noticias se hicieron públicas en Noruega y Suecia y unos meses más tarde, tuvo que abandonar la dirección de la Organización Mundial de la Salud. Muchos señalan a Michael Repacholi (máximo responsable medioambiental de la OMS) y a la industria de la telefonía móvil como autores de esta proscrición. La Dra. Brundtland se hizo paciente en Dallas, así como el Dr. Arturo Firstenberg y La Dra. Lisa Nagy.
No hay duda: el síndrome de las microondas no solamente es el experimento más grande de la historia de la humanidad, sino también es una de las epidemias más grandes registradas en medicina (después de la peste negra, la gripe, la malaria, el SIDA, etc). El departamento de salud del estado de California está estimando que el número total de personas afectadas en los Estados Unidos por EHS o el síndrome de las microondas es sobre UN MILLÓN. En ningún libro o revista de medicina en el mundo, sea de genética, fisiología, histología, biología molecular, bioquímica, microbiología, medicina interna, pediatría, cirugía, neurología, cardiología, o cualquier otro texto dice que la célula humana esté diseñada para soportar día y noche la radiación de las microondas, durante años. Esto es una creación, una invención o una mentira de la industria de la telefonía móvil que fue creada por ingenieros, físicos, electricistas y muchas veces, por graduados de la escuela primaria que no tenían ninguna credencial y ningún conocimiento de medicina. Ésa es la razón por la que muchos de nosotros estamos enfermos o incluso algunos realmente mueren.
Mientras la industria de la telefonía móvil posea a la Organización Mundial de la Salud, el crimen continuará. La credibilidad de la OMS tiene un boquete que se extiende más allá de la transparencia. El conflicto ético es patente. La epidemia internacional del síndrome de las microondas está alcanzando los niveles del genocidio. Y Michael Repacholi es internacionalmente responsable de CRÍMENES CONTRA LA HUMANIDAD. Conocimientos de ello, los hay desde los años 20. Descrito originalmente en la antigua Unión Soviética durante los años 40 y 50, el síndrome de las microondas, también llamado Electromagnetic Hypersensitivity, enfermedad de las microondas, de la radiofrecuencia, del radar, sensibilidad eléctrica, enfermedad del teléfono célular, enfermedad del mástil del teléfono célular constituye un CRIMEN CONTRA LA HUMANIDAD a nombre de la industria internacional de la telefonía móvil.
Los informes médicos soviéticos describían ya la acción perjudicial de los campos electromagnéticos en seres humanos en los años 20. El bombardeo con microondas de aproximadamente el 80-90% de la población humana es, según el Dr. Leif Salford del departamento de neurocirugía de la universidad de Lund en Suecia, el experimento más grande contra la humanidad y los códigos de la ética han sido violados por la Organización Mundial de la Salud controlada por la industria de la telefonía celular desde 1996. El síndrome de las microondas o la hipersensibilidad electromagnética, constituyen una acción criminal que ha violado la ética médica, el código de Nuremberg, la declaración de Helsinki, y los derechos humanos de la HUMANIDAD como especie. Es un HOLOCAUSTO internacional responsable de la muerte de millares de personas alrededor del mundo. No hay una sola autoridad sanitaria en Gran Bretaña, los Estados Unidos, España, Alemania, Francia o Colombia que nos cuide. Considerando la literatura médica de la ex Unión- Soviética, de Polonia y de Checoslovaquia, el número total de referencias médicas internacionales referentes a este problema es inmenso y comenzaron a ser publicados hace más de 80 años.
El problema no es nuevo. Además, el gobierno británico sabía de los síntomas de los operadores de las antenas de radar durante la segunda guerra mundial: los mismos síntomas que padecen quiénes están bajo la exposición a microondas de los mástiles de los teléfonos celulares. Ni un solo gobierno en el mundo lo tiene en cuenta debido a la implicación de grandes sumas de dinero. La Organización Mundial de la Salud, hace años una institución muy seria y respetable, fue comprada en 1996 por el director anterior del ICNIRP (Comisión internacional para la protección contra la radiación no-ionizante), Michael Repacholi. El ICNIRP es una organización privada que fue constituida para proteger los intereses privados de la industria americana y europea de la telefonía celular. En paralelo, los teléfonos célulares plantean un problema equivalente a los traficantes de cocaína, habrá siempre funcionarios corrompidos que están dispuestos a vender su conciencia por dinero y a mirar para otro lado. Actualmente hay una campaña internacional para someter a Michael Repacholi a la justicia internacional por CRÍMENES CONTRA LA HUMANIDAD.
Personalmente tengo a Michael Repacholi como responsable de mi EHS. Esta persona tiene que ser sometida a un proceso penal por sus acciones contra millones de seres humanos en los cinco continentes. LA OMS conocía los efectos perjudiciales décadas antes de la introducción de la telefonía móvil. A Repacholi le tuvo sin cuidado. En 1973 la OMS coordinó un congreso internacional en Varsovia bajo los auspicios del gobierno de Polonia y de la FDA (control de medicamentos) de los Estados Unidos. Los resultados de este congreso fueron publicados en el libro titulado: "efectos biológicos y peligros para la salud de la radiación de las microondas." Tengo entendido que Michael Repacholi pidió que este libro fuese quemado. Repacholi reveló recientemente que hasta la mitad de los fondos empleados en el proyecto de EMF de la Organización Mundial de la Salud procedían de la industria de la telefonía móvil. El conflicto de intereses es como tener la investigación del patrocinador de la industria del tabaco para negar que los cigarrillos son causa de cáncer de pulmón, de la boca, de laringe, el cáncer de faringe, la enfermedad coronaria, la enfermedad vascular periférica, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, el infarto del miocardio, etc.
El Síndrome de las Microondas fue descrito originalmente por los investigadores médicos soviéticos y consiste según ellos en: Un síndrome neurastenico: fatiga, irritabilidad, náusea, dolores de cabeza, anorexia, depresión, síndrome cardiovascular, vértigos: bradicardia, taquicardia, hipertensión o síndrome diencefálico de la tensión arterial baja, problemas de la memoria, dificultades de la concentración, insomnio, la exposición crónica a las microondas se asocia a lesiones dermatológicas, leucemia, a la enfermedad de Parkinson, a la enfermedad de Alzheimer, al desorden de deficit de atención-hiperactividad, a los tumores cerebrales, a los cambios en el electroencefalograma, a las arritmias cardiacas, a los problemas de la reproducción, a las alergias, al hipotiroidismo, a sinusitis, a síndrome de fatiga crónica, etc. Era sabido desde los años 20 que las microondas son bio-activas, los abogados como Peter Angelos en los E.E.U.U. están haciendo una fortuna en los pleitos (similares a los realizados contra la industria del tabaco) contra la industria del teléfono móvil. No solamente eso, Motorola mintió abiertamente al gobierno federal y a sus agencias cuando indicó que tenían millares de estudios que probaron que las microondas no causaban ningún daño. El año pasado, el sistema judicial de los Estados Unidos estableció que el tumor cerebral que padecia la paciente Sharesa Price era una consecuencia directa del uso del teléfono celular. Repacholi está totalmente callado ante esto, como la industria y la Organización Mundial de la Salud. Debido a esta crisis grave que casi me costó la vida, comencé a investigar en una curación posible para EHS o el síndrome de las microondas.
Desarrollé un trabajo que incorpora tratamientos soviéticos anteriores y de la medicina moderna. Creé mi propia web con la esperanza de ayudar a la gente del mundo a superar esta tragedia (www.thesanctuarydrsosa.com ). Vivo actualmente fuera de la ciudad en un lugar con un nivel muy bajo de radiación de microondas, “un santuario”. Colombia ha tenido algunos de los casos más asombrosos en el mundo, uno de ellos fue en Valledupar, en la parte norteña del país. Mil personas en la vecindad de el Amparo están enfermas debido a dos mástiles gigantes de telefonía móvil. 250 casas están en venta debido a que la gente que padece del síndrome de las microondas se ha marchado. El gobierno dice que es pura coincidencia. Deseo dedicar mi vida a ayudar a otros pacientes que como yo, estén haciendo frente a una situación infame causada por la avaricia humana. Tengo toneladas de información médica que deseo compartir con todos. Hay esperanza y la medicina, de hecho, ofrece opciones de tratamiento.
Sugiero los links siguientes que pueden servirle de ayuda ante una situación desesperada como esta:
6. http://emfacts.com (el Dr. Don Maisch)
8. http://mast-victims.org (POR SUPUESTO!!)
9. http://www.junipercivic.com/latestNewsArticle.asp?nid=41 (extensiones de la epidemia)
10. el Dr. Carlos Sosa, M.D. Medellin, ESTERA de Colombia Suramérica karlkropotkin@yahoo.com Paul Raymond Doyon (TESOL), mA de http://emf-portal.de
24. http://www.textually.org que avanzó los estudios japoneses.