19 septiembre 2010




Entrevista con Dominique Belpomme, profesor de cancerología, que investiga la electrosensibilidad.




Dominique Belpomme es profesor de oncología de la
 Universidad Paris Descartes y es presidente de ARTAC
, Asociación para la investigación terapéutica contra el cáncer.








Publicado el 10-09-2010 en  Metro


¿Por qué un oncólogo se interesa por  los problemas de la electro-sensibilidad y los campos electromagnéticos?


Debido a que existe una relación comprobada entre los campos electromagnéticos, el cáncer y la leucemia. Fue después de unos trabajos pioneros que hemos hecho con los colegas suecos cuando nos dimos cuenta de que también hay un vínculo importante de las ondas con las enfermedades neuroegenerativas, incluyendo la enfermedad de Alzheimer. El riesgo de la enfermedad de Alzheimer, que puede ocurrir en jóvenes, desde la edad de 45 años, es también mucho más importante  que el riesgo de cáncer.


¿Esto afecta a muchas personas?

Desde el año pasado, tengo dos consultas semanales de Medicina Medioambiental y veo entre 10 y 20 pacientes nuevos por semana. Y hay cada vez más padres que vienen con sus hijos con dolores de cabeza, problemas de memoria, concentración o lenguaje o problemas de dislexia.
Se trata de un problema de salud pública. En efecto, existe una patología neuro-degenerativa, probablemente relacionada con un rompimiento de la barrera hemato-encefálica debido a las ondas electromagnéticas y /o productos químicos. Estos síntomas pueden ser leves, como dolores de cabeza o mucho más graves como el comienzo de la enfermedad de Alzheimer.
¿Qué hace usted con sus pacientes?
Basándonos en una serie de más de 400 pacientes que han venido a mi consulta, hemos sido capaces de desarrollar una prueba diagnóstica, que se basa en una ecografía Doppler del cerebro y en análisis de sangre. Esto pone en evidencia que hay un aumento de algunas proteínas del estrés, que evidencian la existencia de una lesión cerebral.

Estos están realmente enfermos. Por tanto, puedo certificar que sufren un síndrome de alergia a los campos electromagnéticos (SICEM). Además, hemos desarrollado un tratamiento que puede actuar para reducir los síntomas,
¿En qué consiste?
Se basa en tres elementos. Primero cerramos la barrera electro-encefálica con uno  o varios antagonistas a la histamina (que es la que provoca las alergias). A continuación, estimulamos la regeneración de los astrocitos (células cerebrales) que fueron destruidos por los campos electromagnéticos y administramos tónicos para el sistema nervioso. Por último iniciamos un estudio analizando el efecto de los antioxidantes.
Obtenemos resultados interesantes, pero esto no impide que pueda haber una recaida. De ahí la necesidad de añadir a este tratamiento medidas de protección contra los campos electromagnéticos. Esto implica la creación de zonas blancas (libres de ondas electromagnéticas), especialmente en las instituciones públicas y el transporte público. Debe de ser como con el tabaco: prohibir el wifi en zonas determinadas, como en las bibliotecas. También se debe evitar la instalación de antenas cerca de escuelas y jardines de infancia. Hay que tomar medidas urgentes de protección, pero lamentablemente todavía no se han adoptado
¿Cómo reaccionan las autoridades?
Aún no les urge tomar medidas. Pero no desespero de que el Ministerio de Salud tome el toro por los cuernos. En cualquier caso, el creciente número de nuestros conciudadanos que se quejan de los campos electromagnéticos les obligará pronto a hacerlo. Cuanto antes, mejor, obviamente. Mi discurso es, en efecto, contra los intereses financieros y económicos, pues no podemos ignorar a los enfermos para no contrariar  a los poderes públicos y a las autoridades políticas del país.
En nombre del juramento hipocrático yo me rebelo, porque es un problema importante de salud pública. Los estudios demuestran que entre un 10 al 50% de la población podría ser afectada por una intolerancia o alergia a los campos electromagnéticos de ahora a 25-50 años. Un día pagaremos la factura si no tomamos las debidas precauciones cuanto antes

¿Su alerta encuentra eco  en la profesión médica?
Hay muchos médicos que no conocen esta patología  y por lo tanto niegan la evidencia. Pero un número creciente se está dando cuenta de que algo pasa, y me envían a sus pacientes.  Confío en ellos y por eso estoy organizando para abril de 2011, la llamada tercera conferencia de París en la UNESCO, que será seguida de un curso intensivo para capacitar a los profesionales sobre patologías medioambientales.

 ARTAC necesita de su colaboración: http://www.artac.info/