Correo a los copropietarios del Edificio . . . . . . . . . . . . . . .
Señoras, Señores,
Ustedes aceptaron la instalación de antenas enlace de telefonía móvil sobre el tejado de su edificio.
Al hacerlo no sabían probablemente hasta qué punto aceptaban colaborar en un desastre ecológico y sanitario. Pronto lamentaron esta decisión como la mayoría de los residentes de lugares ya instalados a los que ustedes probablemente omitieron preguntar.
Antes de firmar, tampoco buscaron en Internet, en caso contrario ustedes habrían ciertamente entendido las numerosas advertencias publicadas.
Este correo les llega pues demasiado tarde. Ahora van progresivamente a darse cuenta de su error y con un poco de suerte, terminarán por unirse a las asociaciones que luchan en desventaja por la salud.
Las antenas han comenzado a emitir.
He aquí lo que va a ocurrir.
Al principio son los habitantes de los últimos pisos los que caen enfermos: duermen mal, se despiertan sobresaltados a media noche. Tienen zumbidos en la cabeza, sensación vértigo. El médico consultado no encuentra nada y prescribe cosas ineficaces. Los enfermos no se atreven a hablar de sus síntomas. Tienen miedo de ser tomados por chiflados (¡Eso no puede ser de las antenas!).
Luego los residentes se lamentan también. Se vuelve difícil concentrarse. La memoria falla. A veces hay verdaderas pérdidas de conciencia.
Más tarde, en otros residentes, enfermedades crónicas aparecen o se agravan. Las personas psíquicamente frágiles se descompensan.
Los cardíacos tienen más crisis, los reumatismos se despiertan. Se les descubre la hipertensión arterial. Toman medicamentos.
Todos estos desórdenes tienen un punto en común: desaparecen o mejoran cuando las personas residen y duermen en otra parte. Los desórdenes se reanudan cerca de una fuente de radiación electromagnética.
Este correo no les permitirá echarse atrás pero está destinado a ayudar a su toma de conciencia del fenómeno. Para permitirles protegerse y para que podamos establecer juntos una respuesta ciudadana a esta violencia que se nos hace colectivamente.
Una reunión informativa se organizará próximamente en . . . . . . . . . Intentaremos ser numerosos. Es difícil ya que las personas susceptibles de alertarnos prefieren a veces huir del peligro y se van a buscar una vivienda fuera de alcance de las antenas. Y eso se vuelve difícil dado que las antenas se colocan por todas partes. Entonces les aconsejo insistentemente: hablen con sus vecinos e infórmense.
Encontrarán información, entre otros, en los siguientes sitios de internet:
22/03/2007
Dr. Alexandre Rafalovitch, residente expuesto a las molestias.