15 noviembre 2010

Continúa la polemica por las antenas de El Sobradillo

Las antenas de la discordia


Los vecinos de El Sobradillo se han comenzado a movilizar contra tres antenas de telefonía móvil ubicadas en varios edificios del centro del barrio. Algunos afectados aseguran que sufren cáncer, insomnio y depresiones.
 
Publicado en El Dia.es de Tenerife
 
L.C., S/C de Tenerife


Bellotero, 13; Caléndula, 5 y Alondra, 4. Son las direcciones en las que están ubicadas tres antenas de telefonía móvil en el barrio de El Sobradillo, en pleno casco urbano.

Aunque su instalación no es nueva (se remonta a 10 o 12 años atrás), los vecinos del barrio han comenzado a movilizarse contra ellas, a la vista de una serie de problemas de salud generalizados que achacan a la cercanía de estos aparatos.

Aparte de los casos de cáncer, Manolo Díaz, de la asociación de vecinos de El Sobradillo, menciona que hay "montones de depresiones" y de casos de "insomnio" y de personas que se despiertan en medio de la noche sin saber por qué y no pueden volver a conciliar el sueño.

Los vecinos ya han comenzado a mover ficha y lo primero que han hecho ha sido solicitar la documentación de la instalación de las antenas a Urbanismo. Aunque ya han podido consultar los documentos, ahora han solicitado copias para ponerlas en manos de un gabinete jurídico. "Cada copia nos cuesta 30 céntimos y no nos han especificado cuándo las vamos a recibir", explica Alicia Infante, otra vecina del barrio.

Preguntamos por casos concretos y en un momento varios vecinos mencionan casos de cáncer.

Candelaria Alemán, de 61 años, perdió a su marido hace 7 meses, de un tumor, a los 67 años de edad. Añade que hace tres años perdió a dos hermanos, de 57 y 69 años, también por un cáncer. Ella misma afirma que tiene divertículos. "Todos vivían cerquita de donde hay una antena", dice.

Ramón Torres, de 70 años, padeció un cáncer de recto a los 67 años. Todavía hoy dice sufrir "muchos dolores" e insomnio. "Ahora mismo estoy tomando pastillas para dormir", asegura, para añadir: "Yo pienso que las antenas hacen mucho daño".

Manolo añade el caso de un vecino de la calle Caléndula que "tiene hemorragias nasales" en cuanto sale a la calle y que ha terminado por mudarse a Barranco Grande porque allí no tiene esos problemas.

Alicia dice que no sólo son personas mayores las que padecen algún tipo de molestia. "Yo me despierto por la noche y tengo 34 años".

El motivo por el que han iniciado la lucha contra las antenas ahora y no hace 10 años cuando se instalaron Alicia lo achaca a que antes "había mucho desconocimiento" sobre estas instalaciones.

Sin embargo, no es la primera vez que un vecino del barrio se queja por la cercanía de una antena. Vicente de San Andrés recuerda que el 29 de septiembre de 2007 quitaron la que estaba instalada en la calle Petiazul. "En cinco años que estuvo se llevó a cinco personas en 70 metros", asegura. Vicente dice que su hija, de 41 años, duró sólo tres meses desde que la diagnosticaron un cáncer ya en fase de metástasis. Vicente cuenta que el dueño de la vivienda dejó que pusieran la antena "y a los 15 días se mandó a mudar", lo que parece que es algo que tienen en común los propietarios de todos los edificios del barrio donde se ha ubicado una antena de telefonía móvil.

Sin pruebas científicas

No hay ninguna evidencia científica que relacione la instalación o cercanía de antenas de telefonía móvil con problemas de salud. La Unión Europea ha establecido unos límites de emisiones radioeléctricas que las antenas de telefonía no vulneran.

Sin embargo, el Real Decreto 401/2003 de 4 de abril sí establece que "en la planificación de las instalaciones radioeléctricas, los titulares de las estaciones deben tener en consideración" que, "de manera particular, la ubicación, características y condiciones de funcionamiento de estaciones radioeléctricas deben minimizar, en la medida de lo posible, los niveles de emisión sobre espacios sensibles, tales como escuelas, centros de salud, hospitales o parques públicos".

Manolo Díaz asegura que a menos de 100 metros de la antena de Bellotero hay un colegio, y que hay una guardería a menos de 50 metros de la antena situada en Caléndula. "Donde están las antenas no hay pajaritos, ni avispas ni nada de vida", se queja.

Los vecinos ya han comenzado a movilizarse y muchas casas exhiben ya pancartas de rechazo a las antenas. Pero esto, subrayan, es sólo el comienzo. Dicen que no pararán hasta que logren mover a esos "enemigos de metal".