Los investigadores de la Universidad de Lund en Suecia dicen que estas secciones transversales de cerebros de ratas muestran por primera vez la evidencia de daño cerebral causada por la radiación de los teléfonos celulares.
Mientras que los controles (ejemplo, arriba) parecen saludables, los sujetos de prueba (abajo), que estuvieron expuestos a dos horas de radiación de teléfono celular de intensidades variadas, se observan llenos de proteínas (marcas oscuras) que son derrames de los vasos sanguíneos circundantes, y muestran signos de daño neuronal grave.
Neurociencia: Un estudio sueco vincula los teléfonos celulares con
Por Elizabeth Svoboda
Febrero de 2004
La seguridad de los teléfonos móviles ha sido puesta nuevamente en el tapete. Esta vez, la comunidad científica está muy atenta.
El verano pasado, el neurocirujano Leif Salford y los colegas de la Universidad de Lund en Suecia publicaron datos que mostraban por primera vez un vínculo ambiguo entre la radiación de microondas emitida por los teléfonos móviles GMS (los más comunes a nivel mundial) y el daño cerebral en ratas. Si los resultados de Salford se confirman con estudios de seguimiento en los trabajos en locales de investigación de todo el mundo, incluyendo uno ejecutado por la Fuerza Aérea de los EE.UU., los datos podrían tener serias implicaciones para más de mil millones de personas que andan pegadas a sus teléfonos móviles.
Los hallazgos han reavivado un largo debate entre científicos y fabricantes de teléfonos móviles entorno a la seguridad de los mismos.
Muchos de los cientos de estudios realizados durante la década pasada sugieren que el uso del teléfono móvil puede causar una serie de efectos adversos, incluyendo dolores de cabeza y pérdida de la memoria. Otros estudios, sin embargo, no han demostrado tales efectos, y no hay consenso científico sobre los efectos a largo plazo, radiación a bajo nivel en el cerebro y otros órganos. Una investigación federal extensa de 12 millones de dólares acerca de la seguridad de los teléfonos móviles está llevándose a cabo en estos momentos, pero tomará al menos cinco años en completarse.
Mientras tanto, el mundo de la investigación se está confundiendo con tal de replicar los resultados sorprendentes de Salford. Su equipo expuso a 32 ratas a dos horas de radiación de microondas de teléfonos celulares GSM.
Los investigadores unieron los teléfonos a los lados de las pequeñas jaulas de las ratas usando cables coaxiales – permitiendo exposición directa e intermitente – y alteraron la intensidad de la radiación en cada grupo de tratamiento para reflejar el rango de exposición que un usuario de teléfono celular podría experimentar durante el mismo período. Cincuenta días despues de la exposición de dos horas, los cerebros de las ratas mostraron derrames de vasos sanguíneos, así como áreas de neuronas reducidas y dañadas. Los controles, en contraste, mostraron muy poco daño o ninguno. Si los cerebros humanos se ven afectados de forma similar, asegura Salford, el daño podría producir déficit mentales mensurables a largo plazo.
La industria de la telefonía móvil ha descartado los datos rápidamente, señalando que las emisiones de los móviles actuales caen en el rango de niveles de radiación que la FCC considera seguros (coeficientes de absorción de tejidos corporales menores de 1.6 watts por kilogramo). “Las revisiones de estudios que los expertos han llevado a cabo en los últimos 30 años no han hallado motivo alguno para creer que hay peligros para la salud”, dice Mays Swicord, directora científica de los Programas de Energía Electromagnética de Motorola. El Dr. Marvin Ziskin, director del Comité sobre Hombre y Radiación del Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos, también es escéptico. “Los niveles de radiación usados parecen ser demasiado bajos como para producir el tipo de efectos que están asegurando”.
Salford es el primero en admitir que es demasiado pronto como para sacar conclusiones, pero considera que los resultados inusuales merecen una observación más cercana. “El teléfono móvil es un invento maravilloso; probablemente ha salvado muchas vidas”, dice. “Pero los gobiernos y proveedores deben apoyar una investigación más independiente”. Mientras tanto, Salford aconseja que los usuarios inviertan en teléfonos móviles con tecnología de manos libres para reducir la exposición de la radiación al cerebro.
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