03 julio 2010

El sindicato ELA recomienda por precaución, no al wi-fi en los centros de trabajo

El sindicato ELA en su revista Landeia nº 166 del los meses Junio-Julio de 2010, en su página 16 publica este artículo sobre el Wi-Fi y exige que no se instalen nuevos dispositivos Wi-Fi en las empresas. Así no se pondrá en juego la salud de los y las trabajadoras que desarrollan su actividad cerca de esta tecnología.

Este es el artículo:

LOS DISPOSITIVOS WI-FI LLEGAN A EMITIR MÁS DEL TRIPLE DE RADIACIÓN QUE LAS ANTENAS DE TELEFONÍA MÓVIL. ÉSTAS, COMO ES SABIDO, SON PERJUDICIALES PARA LA SALUD

ELA no está en contra de que los centros se equipen con nuevas tecnologías, siempre y cuando se aplique el Principio de Precaución  (adopción de medidas protectoras cuando no exista certeza científica de las consecuencias de una acción determinada).

La tecnología Wi-Fi (Wireless Fidelity) permite conectarnos a Internet sin cables desde cualquier sitio, siempre y cuando estemos cerca de un punto de acceso. Se usa desde un principio con ordenadores, pero esta tecnología también está disponible, por ejemplo, para conectar con consolas de videojuegos, con algunos teléfonos móviles o agendas electrónicas avanzadas (PDA), y todo sin cables ni enchufes.

Cada vez son más los lugares que forman parte de esa red: aeropuertos, restaurantes, cafeterías,
escuelas, campus universitarios, centros de trabajo…, lo que hace que haya múltiples lugares de emisión de ondas electromagnéticas sin control alguno.
Es bien sabido que las antenas de telefonía móvil son perjudiciales para la salud. Si comparamos estas antenas con los dispositivos Wi-Fi, estos últimos llegan a emitir más del triple de radiación.
Las empresas, por su parte, defienden que no hay evidencias científicas de los daños derivados de esta tecnología y que no hay razón para la alarma, pero los estudios aseguran lo contrario. Según los análisis realizados sobre niveles de radiación electromagnética, se concluye que incluso en niveles bajos se han encontrado efectos biológicos en las personas. Un buen número de científicos coinciden en que este tipo de contaminación afecta a la salud a plazo medio o largo, como manifiestan en la Declaración Benevento (16 de septiembre del 2006).

Las consecuencias que puede tener en la salud son alarmantes:
daños en los cromosomas, cambios en las funciones cognitivas, impactos en la capacidad de concentración y en la memoria a corto plazo, o casos de cáncer.
En todo caso, está claro que los efectos a largo plazo de esta nueva tecnología no se han investigado lo suficiente.
Si nos centramos en el colectivo de trabajadores de los centros de trabajo que tienen que permanecer horas y horas en áreas con Wi-fi durante su jornada laboral, parece obvio suponer que no debe ser muy saludable y que acaban sumergidos en un mar de ondas electromagnéticas de consecuencias nefastas para su salud.

Internet por cable. El Parlamento Europeo también se ha pronunciado sobre este tema, denunciando que los niveles de radiación son excesivos y pidiendo a los estados miembros de la UE que revisen los valores límite de exposición. Los actuales son excesivos, y ya hay lugares en los que se plantea una rebaja de estos valores.
En la actualidad, muchos de los centros de trabajo están provistos de acceso a Internet por cable. ELA exige que se extienda esta red y que no se instalen nuevos dispositivos Wi-Fi en las empresas.
Así no se pondrá en juego la salud de los y las trabajadoras que desarrollan su actividad cerca de esta tecnología.