Algún día llegaremos a conocer la prohibición de la utilización de teléfonos móviles en el transporte público. No está muy lejano cuando se fumaba dentro de los autobuses y trenes, hoy en día ni se nos ocurriría hacerlo.
Cuando hablamos por teléfono dentro de un vehiculo en movimiento estamos exponiendonos nosotras mismos y exponiendo a todos los que viajan dentro a una radiación muchisimo superior a la recibiriamos si lo hacemos al aire libre.
La razón es muy simple, dentro de un vehiculo las ondas solo pueden salir através de los cristales, ya que las ondas no atraviesan el metal, en cambio rebotan en él y vuelven dentro creandose un gran incremento de contaminación electromagnética.
Imaginemos que en vez de ondas, es humo y solo puede salir parte de él al exterior, acabaría formandose una niebla dentro y entrando en nuestros pulmones. Pues con las ondas electromagnéticas ocurre lo mismo solo que terminamos absorviendola por todo nuestro cuerpo.
Imaginemos que en vez de ondas, es humo y solo puede salir parte de él al exterior, acabaría formandose una niebla dentro y entrando en nuestros pulmones. Pues con las ondas electromagnéticas ocurre lo mismo solo que terminamos absorviendola por todo nuestro cuerpo.
Además el teléfono al tener más dificultad para conectar con las antenas exteriores, necesita emitir con más potencia, aumentando la radiación que recibe nuestro cerebro.
Por si esto fuera poco al encontrarnos en movimiento está continuamente cambiando la estación base que nos dá cobertura por lo que sigua aumentando la potencia de emisión del telefono.
Y si no te preocupa la radiación que recibes porque crees que a tí no te afectan eso, recuerda que tu batería se agotará mucho antes.
Pon un Clint Eastwood en tu autobús